miércoles, 17 de abril de 2013

No hay desierto sin pozo

“Entonces Dios abrió los ojos de Agar, y ella vio un pozo lleno de agua” Genesis 21, 19
Una de las cosas que mas me encantan de Dios es su provisión. Nunca ha permitido Dios una necesidad para la cual no haya creado previamente la provisión. Sin embargo, cuando acudimos a Dios en nuestra hora de necesidad, estamos sumergidos en la búsqueda de la solución que creemos mejor... y esa es la venda en nuestros ojos que nos impiden ver la provisión, que desde hace tiempo fue creada. Lo mas increíble de todo es que Dios no solo sabe de nuestro problema de visión, sino que utiliza esos momentos de desesperada búsqueda para probar y aumentar nuestra fe.
Si miras hacia atrás, te darás cuenta que muchos de los desiertos por los que has cruzado en tu vida, no comenzaron así. Casi todos comenzaron como caminos hacia los que Dios te llevaba, equipado para el porvenir... Pero en algún momento, tus recursos se agotaron, tus fuerzas se desvanecieron, el plan de Dios pareció no estar muy claro, tu futuro comenzó a perfilarse incierto y tu desierto empezó a proyectarse como una calurosa realidad, sin agua para enfrentarlo. Y ahí, en ese momento: que hiciste? En lo personal, me gustaría poder decir que, tal como Job, alabe y di gracias a Dios por el desierto y la prueba... Pero casi siempre mi reacción fue parecida a la de Agar, me aleje de todo, me senté a llorar y pedí a Dios la solución que mas se acomodaba a mis intereses.
Pero Dios, en su infinita misericordia, encontró la forma de hablarme, de recordarme que me escuchaba, de invitarme a no tener miedo y confiar... pero sobre todo, de abrir mis ojos para poder ver lo que El veía... su provisión, esperando por mi. Siempre, la provisión de Dios ha superado por mucho mis expectativas, y los resultado de haber atravesado el desierto van preparando mi corazón para momentos por venir, para otros desiertos mas intensos y para poder ayudar a otros a atravesar los suyos. Si bien la provisión de Dios viene en presentaciones diferentes cada vez, su esencia es la misma: es el Espíritu de fortaleza, de inquebrantable fe, de paz que sobrepasa el entendimiento humano en medio de cualquier situación.
No se donde te encuentra este mensaje hoy, pero por un momento quiero invitarte a que recuerdes tus desiertos pasados, recuerda la angustia que sentiste cuando tus provisiones parecían terminarse... pero sobre todo, recuerda que ahí, frente a ti, siempre estuvo tu pozo, esperando que entendieras que solo cuando le das a Dios el control de tu búsqueda y de sus resultados, es cuando ciertamente se abren tus ojos para ver, no lo que querías, sino lo que necesitabas.










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