miércoles, 20 de marzo de 2013

Mateo 14, 22-33



 “Ven—dijo Jesús. Entonces Pedro se bajó por el costado de la barca y caminó sobre el agua hacia Jesús, pero cuando vio el fuerte viento y las olas, se aterrorizó y comenzó a hundirse.” 
(Mateo 14:29,30)

Hace varios días, el Señor trajo a mi mente esta historia, pero hoy, cuando la leí para compartir el versículo con ustedes, Dios trajo a mi mente mi problema de memoria a corto plazo... Como tantas veces olvido de donde me ha sacado, las victorias que me ha regalado. Y como me concentro tanto en mis problemas, en lo que me falta, en lo que quiero y no parece llegar. 

Pero en su infinita misericordia, el Padre también me reveló que mi problema de memoria no es solo mio: Pedro, su piedra, lo sufría también! Pedro y los demás discípulos acababan de presenciar uno de los mayores milagros de Jesús, la multiplicación de los panes. La palabra dice que “inmediatamente” Jesús insistió en que los discípulos se fueran en la barca, en eso se desató un fuerte viento y grandes olas. Cuantas veces nos ha enviado Jesús a caminar por una senda y al principio parece que todo esta saliendo mal (bajo los estándares humanos)? Como nos olvidamos de las victorias pasadas, y como nos olvidamos de la voz de nuestro Señor... Que difícil se nos hace reconocer a Dios en medio de las tormentas de nuestra vida! Pero aun en medio de nuestra incredulidad y de nuestros miedos, si clamamos a Dios con fe, El nos permitirá escuchar claramente su voz y nos mostrará el camino a seguir.

Por nuestra parte, tal y como le sucedió a Pedro, tenemos simplemente que obedecer. Obedecer que la vista puesta en aquel que camina sobre el agua, que va a nuestro encuentro en medio de las tormentas, y quien con una sola palabra tiene el poder de calmar las olas... Pero a veces no lo hace. O acaso dudaba Pedro de que el podía detener la tormenta? Ciertamente, el había sido testigo de sus milagros, y sabia que, sin importar la situación, el lugar más seguro era al lado del maestro... Donde El está, ahí hay paz, así sea en medio del mar y la tormenta. Porque a veces es en esos lugares donde las grandes lecciones se aprende, donde la fe es puesta a prueba y donde el poder de Dios se manifiesta. Pero vuelve nuestra memoria a fallar. Vuelven nuestros ojos a ver las cosas como son y no como pueden ser. Vuelve nuestra mente y nuestros miedos a superar nuestra fe!

Hoy, quiero invitarte a que por un momento dejes de ver la tormenta en tu vida, dejes de escuchar el rugir de las olas, de aquellas corrientes que te dicen que no, que Dios no puede, que te ha abandonado en medio de una barca en la noche obscura y que no llegará donde tu estas. Te invito a que te concentres en escuchar la voz de Dios diciéndote “VEN”: “ven” a seguirle, a comprender que junto a El hay paz en medio de las tempestades, a vencer los obstáculos del mundo y a superar los miedos de tu mente... Ven a caminar junto a El sobre el agua!

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