Josué 1:8

“Este libro de la ley nunca se apartará de tu boca, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien”.-  Josué 1:8

  

   

¿Cuántas veces nos hemos visto al borde de tomar una decisión o de emprender un camino, sin estar 100% seguros de que es el correcto? ¿Cuántas veces hemos deseado que un ángel aparezca y nos diga con lujo de detalles qué hacer, garantizándonos que hacer eso es en definitiva lo correcto y que ese camino es que el nos dará los mejores frutos?

Aunque quizás las visitas de ángeles que bajen de lo alto con un pergamino con nuestro nombre en mayúsculas y la respuesta a todas nuestras confusiones no sean tan frecuentes…encontramos consuelo y paz sabiendo que las respuestas que buscamos están justo en nuestras manos…literalmente.

A veces podemos desestimar el poder transformador que vive en la Palabra de Dios; un poder que tiene un impacto verdadero y demasiado real en nuestras vidas. Leer la Biblia puede convertirse en un “deber”, en algo que hacemos cuando de verdad no tenemos NADA que hacer y, pues, ni modo, vamos a darle una hojeada a ver si encuentro una historia que me entretega. Parece increíble cuando, en una de esas “hojeadas”, te encuentras “casualmente” con historias que parecen reflejar tus circunstancias actuales, con frases que “parecieran como si estuvieran escritas para ti”, con palabras muy específicas que parecen saltar de la página casi literalmente. Es una opción creer que todo eso es pura casualidad, para el que no cree que Dios nos habla a través de su Palabra. Si verdaderamente crees esto con tu corazón, entenderás en esos momentos que por algo se llama la Palabra de Dios, y no “Cosas que un Cristiano debe leer”.

La Palabra existe para darnos dirección y consejo; para mostrarnos los buenos caminos; los caminos que nos prosperarán, los que nos darán paz y alegría, los que nos llevarán a desencubrir las bendiciones y planes de Dios para nuestra vida, y los que nos llevarán a ser bendiciones para otros. La Palabra de Dios nos da discernimiento en situaciones confusas. ¿Qué hago con mi vida? ¿A qué me está llamando Dios? ¿Cuál sera el mejor trabajo? ¿Valdrá la pena sacrificar mi relación? ¿Será esta la persona con la que me voy a casar? ¿Qué hago aquí? Demasiadas preguntas demasiado complicadas. Pero la respuesta está ahí, sólo tenemos que leer…y créanme que la encontraremos. Es bastante simple, como decir que las palabras que lees tienen un significado para ti, pero ese significado tiene un propósito poderoso y muy específico en tu vida.

Hoy les invito a hacer un hábito el buscar la orientación y sabiduría de Dios en su Palabra, sé que bien sabemos que lo necesitamos. No veamos estas páginas como una revista para hojear, si no como una mina que excavar mientras buscamos esos grandes tesoros escondidos que El tiene para nosotros…

“2 Hijo mío, si haces tuyas mis palabras
    y atesoras mis mandamientos;
² si tu oído inclinas hacia la sabiduría

y de corazón te entregas a la inteligencia;
³ si llamas a la inteligencia
    y pides discernimiento;
⁴ si la buscas como a la plata,
    como a un tesoro escondido,
⁵ entonces comprenderás el temor del Señor
    y hallarás el conocimiento de Dios.” Proverbios 2:1-5